SUMARIO

Responsabilidad social empresarial

Una meta, un objetivo, un desafío

Sin duda, en el concierto internacional, el mundo de las empresas y su vinculación con su entorno está cambiando. Ya no son suficientes la filantropía, ni la participación solidaria en acciones desperdigadas, efímeras y puntuales. 

La Responsabilidad Social Empresarial (privada) como la Corporativa (para organismos oficiales, ONGs) se está transformando y requiere otro protagonismo. Es muy interesante ver que es un concepto que ha ido cambiando con el tiempo, y no surgió de una declaración, ley o resolución. Fue producto de un proceso luego de algunos sucesos (Asociacionismo, Cooperativismo, Revolución Industrial, Segunda Guerra Mundial, Informe Brundtland de la ONU, etc.)

Se decía, y era una definición aceptada, que la RSE era «una contribución activa y voluntaria al mejoramiento de la comunidad». Una especie de filantropía, como dijimos; era destinar fondos casi como una obligación para “salvar el pellejo” de las críticas pero sin un programa elaborado.

Nosotros comenzamos así y no está mal que así haya sido (donaciones, solidaridad), pero sin tener en cuenta los impactos  que produce en todo su entorno  (En los interesados o stakeholders). No había protagonismo.  Era cumplir socialmente.

¿Qué es hoy la RSE? Tantas definiciones como autores. Nos quedamos con “Un nuevo modelo de gestión empresarial que contempla los impactos derivados de su actividad”.

Hace un tiempo se debatía si una empresa debía comprometerse en programas de RSE.  Hoy se debate cuán importante debe ser el compromiso,  que debe ser transversal; debe atravesar toda la empresa.

El futuro, el Triple Impacto

Concordante con la realidad de hoy, hemos entendido que no es suficiente con los programas de RSE que tenemos hace varios años (fundamentalmente el de Bibliotecas Populares), sino que hemos pensado en tomar una decisión clave:

Lograr la certificación como Empresa B; empresa de Triple Impacto o Impacto +, que cuida y prioriza que cada una de sus acciones, contemple y minimice los impactos que por su accionar produce. 

Estamos transitando este camino convencidos de elevar la empresa a una categoría mayor; jugar en primera. El camino es largo, trabajoso, con transformaciones culturales profundas en lo referido al entorno social y medioambiental y siempre con la mirada puesta en lo inclusivo y todo aquello referido a la accesibilidad.

Seriamos la primera empresa en el país, comercializadora de Materiales de Construcción en lograrlo. No es nada fácil pero como diría Napoleón «Lo imposible es el fantasma de los tímidos y el refugio de los cobardes». Lo intentaremos, Napoleón…

Algunos números

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6 de cada 10 ejecutivos de América Latina consideran que esta agenda es rentable.

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21% de las compañías argentinas incrementará su inversión en sostenibilidad en los próximos meses.

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Existen en la actualidad 739 empresas B en América Latina y 4077 en el mundo.

Como conclusión

Se apunta entonces a que los programas de las empresas (a las cuales queremos pertenecer) sean:

N

Económicamente viables.

N

Socialmente beneficiosos.

N

Medioambientalmente responsables.